EL CASO DE JUAN- CUANDO LOS HIJOS MALTRATAN A LOS PADRES-
Tenía
pensado que este articulo fuera el último en referencia al proceso de sucesión
por causa de muerte, pero de forma indirecta he sido testigo de algo que me ha
helado la sangre por su crudeza y por la impotencia que me ha generado ya que
las personas involucradas son bien conocidas por mí, lo que hace que el hecho
sea mas doloroso si cabe y me haga reflexionar sobre la educación actual y los
valores que reciben los niños y jóvenes en sus hogares …
El
contexto es el siguiente: Un año antes de la pandemia a un niño de 10 años (vamos a
llamarlo Juan ) le diagnostican una enfermedad catastrófica, concretamente leucemia,
sus padres Andrés y Sofía, están desolados
pues además del duro golpe, Juan es hijo único. Ambos progenitores
trabajan y gracias al seguro el niño puede recibir los tratamientos respectivos
en el hospital de Quito. Lógicamente no puede asistir a clase debido a su enfermedad,
con lo cual el centro educativo le remite las tareas dirigidas para que no
pierda el año escolar y pueda seguir avanzando.
Tras
los dos años de pandemia y un exhaustivo tratamiento que terminó agotando económica
y emocionalmente a los padres y al resto de la familia, la enfermedad remite y
ahora solo debe someterse a los controles de rutina hasta recibir el alta
definitiva.
El
tiempo que Juan estuvo en casa sin ir al colegio, experimento una sobre protección
extrema por parte de sus padres, que vivían con el miedo de la inminente muerte de su hijo, le consentían, le hacían los deberes
y le compraban todo lo que pudiera pedir, todo para paliar ese sentimiento de
culpa que les embargaba y con el que se castigaban por la enfermedad de Juan ,actos
por otra parte de los que el menor era consciente y se aprovechaba ,hasta el
punto de chantajear emocionalmente a sus padres con el fin de conseguir todo lo
que quería.
Actualmente
Juan va a cumplir 14 años y sigue sin ir a la escuela, ya no está enfermo, pero
continua recibiendo las tareas dirigidas en casa, pasa la mayor parte de tiempo
en video juegos violentos y no se relaciona con
el mundo exterior más allá de un primo de su edad que le visita de vez
en cuando y algún que otro familiar.
Hoy
entre grandes gritos le exigía a su madre que le hiciera una tarea determinada
a la que la madre le contestaba que no, que era responsabilidad de él y que ya
debía ser responsable de sus cosas y, ahí empezó a maltratarla verbal y psicológicamente,
voy a trascribir de manera literal las
palabras de Juan. “¡Eres de lo peor, apura lenta, hija de puta, eres la peor
persona del mundo!” … Su madre le dice que deje lo que esta haciendo y que se
bañe, a lo que él responde. “¡Oblígame, maldita, venga oblígame y veremos lo
que pasa!” ... Ella rompe a llorar y le dice que en verdad si está maldita, que
su hijo la quiere pegar, que su marido también la quiere pegar y que ya no sabe
que hacer con su vida... Fuerte ¿verdad?.
¿Cómo
se llega a una situación como esta? ¿Cómo es posible que un hijo por el que
darías la vida te haga esto? No soy psicóloga, no soy madre, pero observo y
analizo y he llegado a la conclusión de que esta tiranía y estos malos tratos son
el reflejo de la extrema protección y del consentimiento, de no saber poner
límites adecuados en el momento oportuno.
Debe
de ser muy difícil como padres ver que tu único hijo padece una enfermedad catastrófica
que por lo general tiene un triste desenlace y entiendo que la sobre protección
también es una respuesta inconsciente al sentimiento de culpa que inevitablemente
pasa por sus mentes, y quizás aquí está lo mas difícil, como educarle, como
ponerle límites con la incertidumbre del mal que le acecha.
El
caso de Juan no es algo aislado, solo hay que dar un vistazo a nuestro alrededor
para observar como la falencia de los valores se ha hecho patente en nuestras sociedades,
hay quien lo achaca al ritmo de vida ,que ambos progenitores trabajan y que la madre ya no está todo el tiempo en casa
para ocuparse de la crianza ( la crianza es cosa de dos no solo de la
madre),las nuevas tecnologías que se han convertido en la niñera ideal para que
el niño no moleste… Será el sereno, será la escusa que quieran darle, pero el
caso es que vemos como los niños se convertirten en dictadores por una excesiva
permisividad de los padres, que no saben poner un alto a la conducta de sus
hijos.
La
violencia del tipo que sea no es justificable nunca y mucho menos con los
menores, pero sí que se echa en falta un “estate quieto”, como digo poner límites,
saber comportarse allá donde se va, el respeto a los demás, saludar cuando uno llega,
dar las gracias… Una sociedad donde sus ciudadanos no tengan valores y no estén
educados en el civismo, está abocada al caos y a la anarquía.
Lo
dejo para reflexionar.
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